Un maestro
de música instrumental ( Morage ) recibió una mala noticia por teléfono, su
madre había fallecido. Se entristeció bastante, pero se armó de valor y fue al
concierto que tenía pautado y luego se dirigió al sepelio de su madre. En ese
entonces estaba lloviendo muchísimo, Morage se sentía tan mal que permitió que
la lluvia le callera encima, que lo mojara.
Una noche
Morage recibió una visita de un viejo amigo, el cual le trajo un libro que su
maestro de música había escrito. Este empezó a leerlo inmediatamente.
Hace muchos
años, existía un internado masculino, dirigido por un director muy rudo y
cruel, el cual golpeaba con severidad a
los alumnos y los castigaba
constantemente. Hay que destacar que los niños no respetaban a nadie y que
muchos de ellos no tenían familia y los que la tenían no los visitaban. Algunos
venían de la calle y tenían malas costumbres, hábitos y hasta vicios. Por todo
ello, el director los maltrataba y los castigaba con trabajos duros y forzosos
o simplemente los encarcelaba en un cuarto oscuro por días y sin alimento.
Lecler había
intentado fugarse varias veces. Uno de los niños debía darle dinero a otro para
poder comer su propio almuerzo o acostarse en su propia cama. Este mismo
esperaba a sus padres todos los sábados en la puesta principal de internado, lo
que no sabía es que era huérfano. Morage, Hacía muchas travesuras. En fin,
todos los niños tenían su historia.
Un día llegó
un hombre al internado llamado Matié. Entró como vigilante pero lo pusieron a
impartir clases. En ese preciso momento un colaborador del internado resultó
herido tratando de abrir una puerta, lo llevaron a la enfermería a curarlo. El
culpable fue Lecler, el cual cuidó de él, por orden de Matié, pero hubo que
mandarlo al hospital.
Matié tenía un diario, donde escribía lo que sucedía en el
internado diariamente.
En la medida
que Matié fue conociendo a los alumnos, los fue educando en valores y
corrigiendo con amor. Cabe destacar que, en algún momento sintió miedo por lo
que le pudiera pasar y más aún cuando Lecler le robó sus pertenencias, las
cuales Matié le quitó.
Con el paso
del tiempo, los estudiantes llegaron a respetar a Matié, y éste se dio cuenta
que los ellos tenían un gran potencial en cuanto a educación se refiere. Por
poner un ejemplo, la mayoría de los niños tenían grandes voces. Aunque Matié
prometió no enseñar música nunca más, lo hizo por ellos. Los clasificó por
voces: alta baja y soprano. A otro lo
puso a agarrar el atril y a otro a que fuera su asistente. Luego pidió permiso
al director, el cual aceptó.
Los niños
cantaban precioso, especialmente Morage.
Matié
castigó a Morage, lo mandó a ayudar con la limpieza del internado. En esos días
su madre fue a verlo y Matié le dijo que tenía dolor de muela, que volviera
luego. Volvió a verlo después y Matié le dijo a Morage que no le dijera la
verdad para no hacerla sentir mal. Ella le gustaba al Matié. La madre al ver a
Morage lo besó y lo abrazó.
Reinaba un
ambiente armonioso con la llegada de Matié, los niños estaban cambiando.
Una vez los
estudiantes estaban en educación física, jugando con la pelota, los maestros se
incluyeron para jugar, el director iba saliendo y se le pegó un pelotazo, pero
no se enojó como solía hacer, más bien se integró al juego.
Un día un
Psiquiatra trajo a un adolescente rebelde al internado. Este intentó abusar
sexualmente de Morage y el director lo encarceló.
Cuando el
señor que había resultado herido volvió al internado, todos se alegraron y lo
abrazaron.
Un día un
Psiquiatra trajo a un adolescente rebelde al internado. Este intentó abusar
sexualmente de Morage y el director lo encarceló. Luego se fugó y la policía lo
devolvió. El director le reclamó por un dinero que supuestamente se robó, el
adolescente rebelde intentó ahorcarlo y éste lo mandó con la policía.
La condesa
quería escuchar el coro. Fue al internado y le encantó el espectáculo.
Le
incluyeron un piano al coro.
El director
se tomó una foto con Matié y los alumnos.
Los niños le
daban serenatas al director y éste suspendió los ensayos. Ahora Matié los hacía
clandestinamente.
Morage
observó a su madre conversando con Matié y le tiró una pintura, y fue
castigado. Su madre se enojó y se fue. Matié y la madre se volvieron a ver en
un restaurante. Ella quería decirle que había conocido a alguien. Matié se
entristeció porque estaba interesado en ella.
El director
y el maestro de deporte se fueron de vacaciones. Matié aprovechó para darles un
paseo a los alumnos por el bosque. Cuando llegaron, el internado se estaba
incendiando. El adolescente rebelde cometió el hecho, pero nunca se supo. El director se enteró, volvió allá y despidió
a Matié. Ni siquiera permitió que se despidiera de los alumnos. Cuando se iba
observó que por la ventana caían papeles. Eran notitas de los niños
despidiéndose.
Al tomar el
autobús, el niño que nunca sabía de nada llamó a Matié y le dijo que lo llevara
con él, al principio no quería pero luego se lo llevó. Era sábado.
Después de
haberlo leído, Morage devolvió el libro
a su amigo y éste se marchó.
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