sábado, 8 de marzo de 2014

Los Chicos del Coro


Un maestro de música instrumental ( Morage ) recibió una mala noticia por teléfono, su madre había fallecido. Se entristeció bastante, pero se armó de valor y fue al concierto que tenía pautado y luego se dirigió al sepelio de su madre. En ese entonces estaba lloviendo muchísimo, Morage se sentía tan mal que permitió que la lluvia le callera encima, que lo mojara.
Una noche Morage recibió una visita de un viejo amigo, el cual le trajo un libro que su maestro de música había escrito. Este empezó a leerlo inmediatamente.
Hace muchos años, existía un internado masculino, dirigido por un director muy rudo y cruel, el cual  golpeaba con severidad a los alumnos y los  castigaba constantemente. Hay que destacar que los niños no respetaban a nadie y que muchos de ellos no tenían familia y los que la tenían no los visitaban. Algunos venían de la calle y tenían malas costumbres, hábitos y hasta vicios. Por todo ello, el director los maltrataba y los castigaba con trabajos duros y forzosos o simplemente los encarcelaba en un cuarto oscuro por días y sin alimento.
Lecler había intentado fugarse varias veces. Uno de los niños debía darle dinero a otro para poder comer su propio almuerzo o acostarse en su propia cama. Este mismo esperaba a sus padres todos los sábados en la puesta principal de internado, lo que no sabía es que era huérfano. Morage, Hacía muchas travesuras. En fin, todos los niños tenían su historia.
Un día llegó un hombre al internado llamado Matié. Entró como vigilante pero lo pusieron a impartir clases. En ese preciso momento un colaborador del internado resultó herido tratando de abrir una puerta, lo llevaron a la enfermería a curarlo. El culpable fue Lecler, el cual cuidó de él, por orden de Matié, pero hubo que mandarlo al hospital.
Matié tenía un diario, donde escribía lo que sucedía en el internado diariamente.           
En la medida que Matié fue conociendo a los alumnos, los fue educando en valores y corrigiendo con amor. Cabe destacar que, en algún momento sintió miedo por lo que le pudiera pasar y más aún cuando Lecler le robó sus pertenencias, las cuales  Matié le quitó.
Con el paso del tiempo, los estudiantes llegaron a respetar a Matié, y éste se dio cuenta que los ellos tenían un gran potencial en cuanto a educación se refiere. Por poner un ejemplo, la mayoría de los niños tenían grandes voces. Aunque Matié prometió no enseñar música nunca más, lo hizo por ellos. Los clasificó por voces: alta baja y soprano.  A otro lo puso a agarrar el atril y a otro a que fuera su asistente. Luego pidió permiso al director, el cual aceptó.
Los niños cantaban precioso, especialmente Morage.
Matié castigó a Morage, lo mandó a ayudar con la limpieza del internado. En esos días su madre fue a verlo y Matié le dijo que tenía dolor de muela, que volviera luego. Volvió a verlo después y Matié le dijo a Morage que no le dijera la verdad para no hacerla sentir mal. Ella le gustaba al Matié. La madre al ver a Morage lo besó y lo abrazó.
Reinaba un ambiente armonioso con la llegada de Matié, los niños estaban cambiando.
Una vez los estudiantes estaban en educación física, jugando con la pelota, los maestros se incluyeron para jugar, el director iba saliendo y se le pegó un pelotazo, pero no se enojó como solía hacer, más bien se integró al juego.
Un día un Psiquiatra trajo a un adolescente rebelde al internado. Este intentó abusar sexualmente de Morage y el director lo encarceló.
Cuando el señor que había resultado herido volvió al internado, todos se alegraron y lo abrazaron.
Un día un Psiquiatra trajo a un adolescente rebelde al internado. Este intentó abusar sexualmente de Morage y el director lo encarceló. Luego se fugó y la policía lo devolvió. El director le reclamó por un dinero que supuestamente se robó, el adolescente rebelde intentó ahorcarlo y éste lo mandó con la policía.
La condesa quería escuchar el coro. Fue al internado y le encantó el espectáculo.
Le incluyeron un piano al coro.
El director se tomó una foto con Matié y los alumnos.
Los niños le daban serenatas al director y éste suspendió los ensayos. Ahora Matié los hacía clandestinamente.
Morage observó a su madre conversando con Matié y le tiró una pintura, y fue castigado. Su madre se enojó y se fue. Matié y la madre se volvieron a ver en un restaurante. Ella quería decirle que había conocido a alguien. Matié se entristeció porque estaba interesado en ella.
El director y el maestro de deporte se fueron de vacaciones. Matié aprovechó para darles un paseo a los alumnos por el bosque. Cuando llegaron, el internado se estaba incendiando. El adolescente rebelde cometió el hecho, pero nunca se supo.  El director se enteró, volvió allá y despidió a Matié. Ni siquiera permitió que se despidiera de los alumnos. Cuando se iba observó que por la ventana caían papeles. Eran notitas de los niños despidiéndose.
Al tomar el autobús, el niño que nunca sabía de nada llamó a Matié y le dijo que lo llevara con él, al principio no quería pero luego se lo llevó. Era sábado.
Después de haberlo leído, Morage devolvió el libro  a su amigo y éste se marchó.





















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